Hay momentos en la vida de alegrías y también los hay de tristeza, pero lo más buscados son los que, a pesar de ser de extrema felicidad, no afectan a nuestras vidas de mortales sino a los momentos de expansión.
Hace ahora 10 años me casé, momento de cambio importante en mi vida, pero lo mejor de mi boda sucedió 3 días antes lejos de Leganés en Ámsterdam. Mi santo grial había sido conseguido en aquel majestuoso ARENA y todo gracias al cambio que aquel chico de la colonia Marconi había aplicado a la idiosincrasia del equipo.
Ayer la selección española consiguió el campeonato de Europa de selecciones nacionales, y yo recordé que el chico de Villaverde no estaba allí para celebrarlo, recordé las malas tardes de los mundiales de Francia, Corea y Alemania, también las de sus Eurocopas, aquel penalti ante Francia, nunca tuvo suerte con la Española, a pesar de sus esfuerzos.
Pero ahora que todos hablan de lo importante que fue despojar al capitán con 102 entorchados de la posibilidad de ayudar a la selección; ahora que todos alaban al seleccionador por haber denostado a un delantero con 23 goles en la temporada por alguno que bajo a segunda; ahora que la prensa ya atribuye el “7” de España al asturiano y él máximo goleador con la roja resultó ser un cáncer a extirpar.
Ahora más que nunca, recuerdo aquellas ocasiones marradas ante el Zaragoza, ahora más que nunca recuerdo su cara de niño en el Ámsterdam Arena, el aguanís en la copa Toyota a falta de ocho minutos, la cabalgada del 2000 para marcar el gol en París, su picardía en el saque de banda de Glasgow y cuando aquel día que mando callar al Camp Nou. Pero sobre todo recuerdo que el cambio mi suerte me llevó al éxtasis de equipo ganador.
Que se queden con el siete de España, el siete del Madrid por ahora es como mínimo digno de sus antecesores.
Yo ayer eche en falta aquel chico de Villaverde. Y desgraciadamente no estuvo.
Hace ahora 10 años me casé, momento de cambio importante en mi vida, pero lo mejor de mi boda sucedió 3 días antes lejos de Leganés en Ámsterdam. Mi santo grial había sido conseguido en aquel majestuoso ARENA y todo gracias al cambio que aquel chico de la colonia Marconi había aplicado a la idiosincrasia del equipo.
Ayer la selección española consiguió el campeonato de Europa de selecciones nacionales, y yo recordé que el chico de Villaverde no estaba allí para celebrarlo, recordé las malas tardes de los mundiales de Francia, Corea y Alemania, también las de sus Eurocopas, aquel penalti ante Francia, nunca tuvo suerte con la Española, a pesar de sus esfuerzos.
Pero ahora que todos hablan de lo importante que fue despojar al capitán con 102 entorchados de la posibilidad de ayudar a la selección; ahora que todos alaban al seleccionador por haber denostado a un delantero con 23 goles en la temporada por alguno que bajo a segunda; ahora que la prensa ya atribuye el “7” de España al asturiano y él máximo goleador con la roja resultó ser un cáncer a extirpar.
Ahora más que nunca, recuerdo aquellas ocasiones marradas ante el Zaragoza, ahora más que nunca recuerdo su cara de niño en el Ámsterdam Arena, el aguanís en la copa Toyota a falta de ocho minutos, la cabalgada del 2000 para marcar el gol en París, su picardía en el saque de banda de Glasgow y cuando aquel día que mando callar al Camp Nou. Pero sobre todo recuerdo que el cambio mi suerte me llevó al éxtasis de equipo ganador.
Que se queden con el siete de España, el siete del Madrid por ahora es como mínimo digno de sus antecesores.
Yo ayer eche en falta aquel chico de Villaverde. Y desgraciadamente no estuvo.
PD: Pero bueno, algunos periodista como Juan Antonio Alcalá han logrado que la selección y el larguero me interesen lo mismo cada día. Lucharón contra el periodismo sectario para ejercerlo ellos ahora. Así Juan Antonio, aunque te pese, para mi, él será el 7 de España por mucho tiempo. Y tu tristemente un aprendiz de Butano.
Enhorabuena.
C.
