21:00 Horas.
38,50 €.
Setlist:
01. El mar, el cielo y tú.
02. Llévame.
03. El tiempo de las cerezas.
04. El solitario [Diario de un borracho].
05. La señorita hermafrodita.
06. El extranjero.
07. Ódiame.
08. Los habitantes.
09. Anidando Liendres.
10. No me llames cariño.
11. Ánimas Que no amanezca.
12. Sácame de aquí.
13. Que tengas suertecita.
14. El día de mi suerte.
15. De todo el mundo.
16. Sí.
17. El hombre delgado que no flaqueará Jamás.
18. El cielo está dentro de mí.
19. Bujías para el dolor [Mikel Erentxun].
20. Infinito.
21. El boxeador.
22. Y al final…
¡Artista!, nos has devuelto lo que nos robaste en aquel frío Palacio de los Deportes, “todo butacas”.
En el cuerpo a cuerpo de las distancias cortas este boxeador es invencible. Magnético, solo se le puede amar u odiar. Contorsionista del Rock, sus poses, extravagancias y sobrexcitación le hacen único. Su voz, infinita, enamora. Su verso, inteligente, cautiva. Y además, explorador, vividor, viajero, probablemente borracho y ahora padre. Gélida noche madrileña al borde del río Manzanares.
El aire soplaba con fuerza y me quería arrebatar de la mano mis entradas, arribar a la sala se convertía en necesidad.
Su nuevo trabajo, un disco con versiones de clásicos de la música latinoamericana, servía a Los Santos Inocentes para arrancar la noche en solitario con el “El mar, el cielo y tú”. La aparición de el cantante deparó lo ya intuíamos, un público entregado que coreaba “Llévame”. Durante la primera parte del set la noche destilaba “blues” hasta nuestra amiga hermafrodita; es cierto, suena a “Personal Jesus”, una para Galko. La temperatura empezó a ascender de manera alarmante. Y el público, que en su mayoría no cumplirá ya los treinta, sigue cantando todas las rolas del maestro.
Alguien gritaba tras de mi, en los ya míticos reservados de “la Riviera”:
- “Menos mariachis y más Rock´n´Roll”.
Totalmente en contra de dicha afirmación. Enrique navega entre virgen y virgen, buceando en todo tipo de ritmos y a todos le impregna el sello Bunbury, momentos como aquellos versos “Ni patria ni bandera, ni raza ni condición, ni limites ni fronteras...extranjero soy” o como la versión de “Ánimas”, son impagables.
Alcanzamos el éxtasis con “de todo el mundo” que se ha convertido sin dudarlo en la obra maestra de su última época, en este punto no hay marcha atrás “si” y ”el hombre delgado” cierran el grueso del show con el equilibrista arrodillado ante los madrileños.
En los bises nos sorprende con la visita de “Mikel Erentxun” acompañandole en “bujías para el dolor” y sobre todo con la aparición de “el boxeador” bellísima canción, para cerrar como no podía ser de otra forma con un vals, que no hemos tocado diferentes palos está nochecita, no.
Y al final…el licenciado cantinas nos suplica:
¡No os olvidéis de nosotros!
No señor licenciado, volveremos a encontrarnos en cualquier cantina.
C.
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