El olor a humo de tabaco que puedo saborear desde mi sofá es una declaración de intenciones de esta extraordinaria serie.
Mucho se habla de ella y todo bueno. Es cierto se trata de un producto de altura, creado para paladares exquisitos, que retrata con trazo fino la sociedad neoyorquina de los sesenta.
A través de sus vericuetos descubrimos los grandes cambios que se han experimentado en la sociedad en los últimos cincuenta años. Las hábitos sociales establecían que la mujer era un mero objeto decorativo y de placer, el tabaco era un herramienta habitual en las reuniones de trabajo y el alcohol habitaba en las cajoneras de los managers de producto.
Sterling & Cooper es el microcosmos donde se desarrolla este drama, con una fotografía mucho más cuidada de lo que es habitual en el medio televisivo y un estilismo que ha creado tendencias en nuestro siglo XXI, nos encontramos ante uno de las series de más cache de la pequeña pantalla.
El reparto es excelente, destacando a nuestro protagonista Jon Hamm que da un halo de misterio a "Don Draper" mujeriego y distante, consigue todo lo que se propone. John Slattery encarna a "Roger Sterling" uno de los socios de Sterling & Cooper y gran amigo de Draper, realiza un trabajo soberbio en su papel de dueño desinhibido y clasista que cree poseer derecho de pernada sobre todas las mujeres.
En la parte femenina, sin lugar a dudas, la reina de la oficina es la voluptuosa pelirroja Christina Hendricks, increíble descubrimiento, llena la pantalla con su rostro de porcelana y el aparente manejo de la situación.
Matthew Weiner, guionista de los ultimas temporadas de "Los Sopranos" no ha regalado una amargo caramelo del que disfrutar.
¿Que misterio escondes Don Draper?
C.
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