jueves, 8 de diciembre de 2011

Zarkana

“Atrapado en el tiempo, entre las paredes de un teatro abandonado, un mundo aletargado cobra vida.

Fascinantes criaturas surgen de las profundidades de este reino de extraordinario desconcierto. En él, el mago Zark se embarcará en una búsqueda para recuperar su amor y recobrar sus poderes perdidos.”

Así reza el programa de mano de Zarkana, el nuevo espectáculo del Cirque du Soleil. Estrenado el pasado verano en el Radio City Music Hall, en la ciudad de los rascacielos. Solo los neoyorkinos han podido ver este nuevo montaje de los canadienses antes que nosotros.

Atípico espectáculo, se desarrolla en teatros [en pabellón deportivo aquí] no en carpa. Esto, que viene siendo una tendencia de la marca con antiguos espectáculos como Saltimbanco, supone un hándicap dado que la magia del circo reside en casa habitual, mucho más íntima y acogedora.

La estructura es muy parecida al método de trabajo habitual de la compañía. La innovación viene dada por el magnífico montaje escénico [imposible bajo las lonas tradicionales] una combinación de musical, ópera rock y filmaciones soporte, que muy bien combinadas consiguen un efecto de realidad y profundidad asombrosos.

La música mucho más atrevida, potente y protagonista que en el resto de espectáculos, los solistas no fueron de mi total agrado. Como curiosidad en la banda sonora participa Sir Elton John.

Por lo demás, sorpresa tras sorpresa, cada número más difícil que el anterior. En esta ocasión lo más asombroso recayó en una pintora que realiza sus dibujos en la arena a una velocidad y con una destreza sin igual. Más sencillo pero mucho más arriesgado, los saltos sobre la barra rusa. Terrorífico el montaje de la araña sobre el que trabajaban los “Grand Volant”, a pesar de la demasiado chillona voz de la araña solista. Picaros y a buen nivel estuvieron Hocus & Pocus, sobre todo en el número de la silla eléctrica [gran idea, con mucha carga simbólica]. Inolvidable el contorsionista minimalista.

Quizás demasiado cercano al sublime y romántico “Corteo”.

C.

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